El “Carreras”.
Nuestro personaje empieza a conocer el mundillo atlético y a documentarse de manera indiscriminada. Corre cualquier carrera que se le ponga por delante sin fijarse en distancia, calendario o intensidad.
El Corredor.
Con más experiencia, nuestro amigo sabe establecer periodos de entrenamiento y de descanso. Utiliza las competiciones como preparación para otras más importantes y es consciente de sus propias limitaciones.Empieza a plantearse ser dirigido por algún monitor o entrenador e incluso forma parte de algún club de atletismo.
Punto y final, ha conseguido la transformación completa, sabe establecer los periodos de recuperación dirigido por una persona especializada. Lo que fue una rutina de ocio se ha convertido prácticamente en una “profesión”. Conoce su cuerpo y sabe interpretar sus avisos y preveer cuando debe bajar intensidad y de qué forma hacerlo. La falta de apoyo familiar y de su círculo de amigos se ha convertido en admiración, ya no es un vicio pasajero, es un atleta y como tal es tratado con respeto, incluso por aquellos que no veían la práctica atlética como algo posible en su persona.
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